RELAJANTE PASEO
Al atardecer, después del trabajo de la
jornada, y tras los calores del día y el aguacero de la tarde, es relajante
pasear por los caminos de San Isidro, contemplar las vistas siempre hermosas,
saborear los ovos y mangos de la orilla del camino, o desparasitarse comiendo
unas plantitas de paico.
Aunque
a veces hay que hacer equilibrios en los puentecillos de caña.
También
es relajante la buena compañía.
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