lunes, 14 de septiembre de 2015

KUARTANGO: DANZA DE LA TRINIDAD: 30 AÑOS



35 ANIVERSARIO / URTEURRENA
RECUPERACIÓN / BERREZKURATZEA
DANZAS DE LA TRINIDAD
En 1982 un grupo de ilusionados jóvenes de Kuartango bailábamos de nuevo la Danza de la Trinidad y ofrecíamos el Recibimiento a las Autoridades bajo la atenta mirada de las últimas Mozas y Mozos Mayores, que dieron su aprobación.

Habían pasado más 50 más desde que Eugenio Ruiz, Sebastiana Aguinaco, Obdulia Ruiz de Zarate y Teresa Ibánez habían bailado por última vez.

Ellos nos entregaron un tesoro que, siendo de todos los Kuartangueses, habían guardado y nosotros lo recibimos agradecidos.

Y todos los jóvenes, los de ahora y los de antes, con el orgullo que provoca algo único y nuestro, vamos a conservarlo de la única manera que sabemos hacerlo: ¡Bailando todos juntos el 7 de junio en la Trinidad!

Mostramos en este Power Point cómo se realizó la recuperación de las Danzas

Acompaña el reportaje la música de la Danza de la Trinidad tocada por los gaiteros Ezberdiñak.

EL ARTE DEL ENCUENTRO

KUARTANGO
6º ENCUENTRO INTERGENEACIONAL

Aunque la palabra -“intergeneracional”- es un poco rara, lo que queremos indicar es que en Kuartango creemos que es posible reunirnos desde los niños de 3 años hasta los abuelitos de 90 y divertirnos todos un rato. Cada uno ponemos lo mejor de nosotros mismos. No nos fijamos en los errores.
Esta experiencia de compartir entre todas las edades la vamos llevando poco a poco a otros aspectos importantes de la vida.
Aquí os contamos como fue nuestro 6º Encuentro, que celebramos el día 13 de junio.
Son 60 fotos. El artista de las fotos es nuestro amigo Luis Salgado. La pena es que aquí van bajitas de calidad, para que pueda navegar con comodidad el Power Point.
Cuando tengamos un poco de tiempo, ya preparemos un vídeo del encuentro y os lo mandamos.

¡Que lo disfrutes!

DESCUBRIENDO LA VIDA EN LA FAVELA

BRASIL
DESCUBRIENDO LA VIDA EN LA FAVELA
Este breve reportaje con 46 fotos muestra mi sencilla pero profunda experiencia en una favela de Belo Horizonte, de la mano de unas amigas ecuatorianas que trabajaban allá, y me dieron la más grande lección de la entrega y la esperanza que debemos tener si queremos cambiar la realidad de los más pobres.
Cuando entré en la favela, la sensación fue tan fuerte que, a pesar de haber conocido las situaciones de pobreza más extremas como los campos de refugiados de África, los indígenas amazónicos arrancados de su hábitat y distintos suburbios en ciudades latinoamericanas, que lo primero que me vino a la mente, se lo dije a Tania, mi acompañante por la favela: “Esto es el infierno”.
La reacción de Tania, persona dulce y entregada con amor a los más pobres, fue firme y rebelde: “Aquí he conocido -me dijo- las experiencias de vida y amor más hermosas”.
Después, recorriendo con ellas la favela, sentí que era verdad.
Tania me contó su experiencia cuando vivió durante una semana con una de las mujeres, que se dedicaba a “reciclar”, es decir a rebuscar en la basura. Me mostró la fe, la fuerza, de esta mujer.
Y además, me di cuenta que mi expresión, de alguna forma, desvalorizaba la lucha absoluta que lleva este grupo de mujeres por conquistar derechos y beneficios para los moradores de la favela. Ellas no sólo tienen derecho a la esperanza, sino que son las que realmente más hacen para que cambien las cosas de este mundo más injusto.

Hace falta ojos profundos para descubrir la vida donde algunos no vemos más que muerte. Hace falta una opción muy clara para estar en los lugares exactos donde se deciden cosas vitales. Hace falta coraje, rebeldía, para desarmar todo aquello que se opone a la esperanza.